El fraude digital también amenaza a esta actividad. A nivel mundial, la tasa de fraude digital creció un 68,6 % en los juegos electrónicos y un 29,4 % en los juegos de azar entre 2019 y 2021. Como muestran los gráficos, en la actualidad podemos destacar que las devoluciones de cargo falsas (‘first-party fraud’) y los costes de revisión manual de la actividad, son dos grandes frenos en el crecimiento de esta industria.

En este sector, el fraude se ha focalizado a nivel global en la creación de múltiples cuentas, aprovechándose de los bonos promocionales asociados al registro. En España, la regulación elimina este tipo de promoción, desde el Real Decreto 958/2020 de 3 de noviembre de 2020, en vigor desde mayo de 2021. No obstante, bajo el cumplimiento de ciertos requisitos plasmados en la ley del juego (ser cliente registrado, tener un mínimo de 30 días de antigüedad y haber verificado su identidad), existe la posibilidad de realizar incentivos, restringidos además por el propio operador. Todo esto minimiza en nuestro territorio, el impacto del fraude derivados del uso de múltiples cuentas, tales como el ‘gnoming’ o el ‘chip dumping’, aunque el creciente aumento de la suplantación de identidad proporciona un escenario similar y propicio para las actividades ilícitas que se han basado en la proliferación y uso de cuentas falsas.
El potente análisis de la plataforma FIBR, alimentada y gestionada por la compañía californiana Sift Science, permite obtener información del estado y tendencias del fraude por industrias y regiones, tal como se aprecia en los gráficos.
En este entorno, analizar el comportamiento del usuario y contar con herramientas basadas en ML, es imprescindible para discriminar entre legítimos y fraudulentos. Se trata de una actividad altamente regulada, muy dinámica, con una alta competitividad, lo que implica que las revisiones manuales o la clasificación de operaciones basada en filtros globales o reglas genéricas, se hace insostenible, provocando pérdidas económicas y deterioro de la experiencia de usuario, con daño reputacional, sin que sirva para frenar actividades muy sutiles, cuyo objetivo es principalmente el fraude y el lavado de dinero.
La protección contra las actividades ilícitas que tienen como diana a los operadores de juego online se basa mucho en la automatización, tanto a nivel verificación de identidad y detección de fraude (KYC y ML), como en la toma de acciones inmediatas, mediante flujos de decisión centralizados, bien definidos y de fácil mantenimiento. Reducir en un porcentaje considerable las revisiones manuales, y hacer que las que deban realizarse cuenten con una herramienta ágil y con acceso a toda la información contexto posible, impacta directamente en la cuenta de resultados del operador, y le permite además cumplir más eficazmente con la regulación.